El retraso de la maternidad es una realidad creciente en España, el país europeo con mayor porcentaje de mujeres que dan a luz a partir de los 40 años (1 de cada 10 madres). Sin embargo, poco se habla de la edad paterna avanzada y sus consecuencias. Teniendo en cuenta que en la gran mayoría de los casos de fertilidad hay un componente más o menos grande debido a los espermatozoides, es importante preguntarse hasta qué edad es habitual que un hombre puede conservar una parte importante de su fertilidad o cuáles son los tratamientos para mejorar la fertilidad masculina.
Edad y fertilidad masculina
La fertilidad es una cualidad biológica del cuerpo que se va perdiendo gradualmente a lo largo de la vida. En las mujeres hay una "destrucción" activa del tejido ovárico que se activa sobre los 37 años y tarda unos 13 años en llevarnos a la menopausia. En el caso de los hombres no existe ese proceso, pero sí un deterioro continuo y progresivo de la producción y calidad del semen a lo largo de la vida.
Hoy ya sabemos que cuando un hombre alcanza los 40-45 años los espermatozoides comienzan a acumular problemas que se traducen en una mayor tasa de abortos, aunque mantienen la tasa de fertilidad de edades más jóvenes. En tres cuartas partes de la población masculina, la calidad del semen a los 65 años resulta afectada puesto que ya tienen serios problemas para conseguir la gestación. Aunque es verdad que tenemos gestaciones de hombres de avanzada edad, también es verdad que necesitan de óvulos bastante jóvenes que tienen la capacidad de reparar algunos daños que sufre el espermatozoide con el envejecimiento del varón.
Riesgos de la edad paterna avanzada
En contra de lo que se piensa, no solo la edad materna influye sobre la salud del futuro bebé. Hoy sabemos que la edad avanzada del padre se asocia con un mayor riesgo de mutaciones genéticas. Las mujeres nacen con todos sus óvulos, por lo que acumulan pocas mutaciones a lo largo de su vida, lo que hacen en alguna ocasión es producir algún error en la separación de los cromosomas originando, cromosomopatías o alteraciones cromosómicas (por ejemplo, el Síndrome de Down).
Sin embargo, los hombres tienen que ir fabricando los espermatozoides a lo largo de la vida, y en la división de las células para fabricar los espermatozoides es donde ocurren los errores genéticos, sobre todo cuando los hombres envejecen.
Aunque muchas de estas mutaciones genéticas no comportan ningún tipo de riesgo porque no alteran una zona importante del genoma, en alguna ocasión pueden alterar una zona importante y ocasionar algún defecto o enfermedad. Por poner un ejemplo: a los 20 años, un varón suele transmitir a la descendencia unas 20 mutaciones, mientras que a los 40 años la cifra aumenta a unas 65 mutaciones genéticas.
Asimismo, algunos estudios señalan que, por cada 10 años de aumento de la edad del padre, la probabilidad de tener un niño con un problema de trastorno neurológico en el desarrollo aumenta un 21%, de manera que en unos 40 años el riesgo se ha duplicado. También hay diversos trabajos científicos en los que se observa que cuando el varón sube de los 45 años, el porcentaje de prematuros aumenta un 14% sobre las cifras de prematuridad.
Edad paterna avanzada y opciones reproductivas
Lo primero que debemos destacar es que, además de la preservación de la fertilidad femenina, las avanzadas técnicas de los laboratorios de reproducción asistida permiten la congelación de espermatozoides, sin que pierdan su capacidad reproductiva. Posteriormente la muestra espermática puede emplearse en un ciclo de Fecundación in Vitro (FIV-ICSI).
En cuanto a los tratamientos que pueden mejorar la producción y calidad espermáticas, podemos destacar:
1º.- Tratamientos que actúan sobre la producción espermática, como pueden ser hábitos simples como eyacular con frecuencia, o determinados medicamentos, como las hormonas para solucionar problemas hormonales, antibióticos para las infecciones, vitaminas para las carencias, antioxidantes en caso de daños por radicales libres, sustancias para la fabricación de espermatozoides, etcétera.
2º.- Tratamientos que actúan mejorando la recogida del semen para su uso posterior en el laboratorio, como son el no tener abstinencia para que no haya espermatozoides que se hayan podido dañar en el proceso de almacenamiento; o emplear la primera fracción de eyaculado separada del resto, puesto que esta fracción en la naturaleza es la que se encarga de fecundar el óvulo y tiene mejor calidad.
3º.- Los procedimientos que cuidan a los espermatozoides en el laboratorio (condiciones adecuadas, tiempo de espera para la fecundación) o los que mejoran la selección de los espermatozoides (donde hay múltiples técnicas, cada una especializada en escoger los espermatozoides según el tipo de defecto inicial que presentan).
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