Los legrados y las cesáreas a veces generan cicatrices en el útero que pueden afectar nuestra fertilidad. Esto es lo que se conoce como Síndrome de Asherman y puede ser motivo de esterilidad y/o de abortos de repetición.
¿Qué es el síndrome de Asherman?
Las cicatrices que se producen en el útero tras procedimientos invasivos, como legrados o cesáreas, pueden generan pegaduras entre las paredes. Esta alteración de la cavidad uterina, junto con la presencia de anomalías menstruales, esterilidad o abortos de repetición, recibe el nombre de Síndrome de Asherman (SA).
Causas y factores de riesgo
Cualquier procedimiento que manipule el útero y genere una cicatriz en el endometrio puede ser causante del síndrome de Asherman. La principal causa del SA son los legrados o raspados uterinos, que presentan un riesgo de adherencias del 33%.
Entre los principales factores de riesgo del síndrome de Asherman, destacamos los procedimientos invasivos durante el embarazo, como legrados y cesáreas, y los procedimientos invasivos fuera del embarazo, como histeroscopias, miomectomías, infecciones, inserción de DIU, radioterapia…
¿Tiene cura el síndrome de Asherman?
La base del tratamiento del síndrome de Asherman es la eliminación o liberación de las adherencias del útero, así como evitar que se vuelvan a producir. Para ello, se realiza una histeroscopia quirúrgica que consiste en ver la cavidad uterina a través de una cámara (histeroscopio), que nos permite identificar y seccionar estas adherencias.
Para prevenir que vuelvan a aparecer se pueden utilizar tratamientos hormonales, así como mecánicos, mediante la inserción de dispositivos intrauterinos. Estos tratamientos, como la sonda de Folley o el balón de Cook, tienen el objetivo de distender la cavidad y evitar nuevas recidivas.
De cara a las pacientes con infertilidad o abortos de repetición, además de eliminar estas bandas fibróticas, puede ser necesario algún tratamiento posterior para facilitar la regeneración del tejido endometrial. De esta forma, mejoramos las tasas de éxito en las transferencias embrionarias en personas con síndrome de Asherman.
Síndrome de Asherman y embarazo
La presencia del síndrome de Asherman durante la gestación aumenta el riesgo de determinadas patologías tales como aborto, parto prematuro, placentación anómala, retraso de crecimiento intrauterino…
Por este motivo, diagnosticar y tratar adecuadamente el síndrome de Asherman disminuyen el número de complicaciones y favorecen la evolución de la gestación.
Para regenerar el tejido endometrial en pacientes con síndrome de Asherman y problemas de fertilidad, se ha propuesto recientemente una nueva técnica. Consiste en la administración intrauterina de plasma rico en plaquetas (PRP) de la propia paciente, minimizando así el riesgo de reacciones inmunes, así como de transmisión de enfermedades.
Con el PRP, la paciente es donante y receptora al mismo tiempo. Este plasma, extraído a partir de una muestra sanguínea, contiene un mayor número de plaquetas, que a su vez son ricas en diferentes factores de crecimiento (VEGF, EGF, PDGF, TGF, etc.). De este modo, estimulamos el crecimiento del endometrio. Este tratamiento no solo elimina y evita que aparezcan las pegaduras. A su vez, el plasma rico en plaquetas facilita el embarazo y mejora la tasa de éxito en la transferencia de embriones vitrificados. En definitiva, el PRP es una técnica sencilla, fácil de realizar y con buenos resultados.
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