El test de compatibilidad genética nos permite saber mediante un simple análisis de sangre si los progenitores son portadores de alguna enfermedad genética, pudiendo evitar su transmisión a la descendencia. Cuando no hay matching genético entre los futuros papá y mamá, ¿qué soluciones ofrece la medicina reproductiva para evitar que los futuros hijos hereden la enfermedad?
¿Existe la incompatibilidad genética en la pareja?
¿Somos incompatibles? Esta es una de las preguntas que se hacen las parejas chico-chica cuando están buscando embarazo. Hablamos de incompatibilidad genética en una pareja heterosexual cuando ambos futuros padres son portadores de alguna enfermedad común.
La compatibilidad genética se confirma con el estudio de compatibilidad genética (tipo HERES). Si el resultado es de incompatibilidad genética, existe riesgo de transmisión de dicha enfermedad genética a la futura descendencia. Esto significaría que ambos progenitores presentarían la misma mutación para una enfermedad y, por tanto, existiría riesgo de transmitirla a la descendencia.
¿Por qué ocurre la incompatibilidad genética?
La incompatibilidad genética ocurre cuando los padres son portadores de alguna enfermedad en la que los dos genes que vamos a aportarle al embrión estén afectos.
En ese caso, en los que existe la posibilidad de que alguno de sus hijos/as nazca con la enfermedad, podemos recurrir a las técnicas de reproducción asistida y, mediante un PGT-M, seleccionar los embriones no afectos para su transferencia al útero materno.
Si deseas hablar de tu caso con un médico especialista en reproducción asistida, puedes solicitar tu primera consulta llamando al 917715333.
Incompatibilidad genética y embarazo
Si uno o ambos miembros de la pareja son portadores de la misma enfermedad genética recesiva (ambas copias de un gen están alteradas), se recomienda acudir al test de compatibilidad genética para tener un embarazo seguro. Gracias al test de compatibilidad genética es posible detectar mediante una muestra de sangre más de 500 enfermedades.
En caso de que el test de compatibilidad genética salga negativo, existe un riesgo alto de tener un hijo/a enfermo/a. Para evitarlo, la reproducción asistida ofrece distintas alternativas:
- Recurrir a un tratamiento de FIV con test genético preimplantacional (PGT), un método de diagnóstico temprano que permite la detección precoz de anomalías cromosómicas y/o mutaciones en el material genético. El PGT se realiza al embrión antes de ser transferido al útero materno para seleccionar los embriones sanos, evitando la transmisión de enfermedades genéticas.
- Recurrir a gametos (óvulos y/o semen) de donantes que han sido descartados como portadores de la enfermedad (ovodonación o doble donación).
Gran articulo! Sin duda el futuro de la reproducción asistida estará marcado por los avances en genética humana.