Desde que la mujer se incorporó al mundo laboral a mediados del siglo XX, el hecho de constituir una familia y tener hijos se ha convertido en una cuestión que conlleva planificación.
En la actualidad, el retraso de la maternidad ha aumentado el consumo de métodos anticonceptivos en general, entre los que destacan los anticonceptivos hormonales. Asimismo, la introducción del uso de este tipo de medicación en nuestra vida diaria ha desatado, a su vez, numerosos mitos y leyendas en torno a ellos.
Una de las preguntas que más se repiten en la consulta las pacientes es si el uso de los anticonceptivos reduce la fertilidad y, por tanto, si aumenta la dificultad de quedarse embarazada tras su uso.
Para responder a esta pregunta es necesario explicar brevemente el mecanismo de acción que lleva a cabo este método anticonceptivo.
Los anticonceptivos hormonales contienen en su mayoría estrógeno y progestágeno, las dos hormonas sexuales principales que producen los ovarios. De esta manera, se simula el ciclo ovárico natural, haciendo que el ovario esté en reposo y así impedir que se produzca la ovulación. Una vez que se finaliza su uso, el efecto supresor desaparece.
Los beneficios derivados del consumo de este anticonceptivo son numerosos, como ocurre, por ejemplo, en el caso de pacientes que padecen síndromes de ovarios poliquísticos (SOP) o endometriosis. En este caso, al tener el ovario en reposo conseguimos que los focos de endometriosis no aumenten de tamaño y así ayudamos a la fertilidad del ovario.
En este sentido, también es muy importante recordar que la fertilidad de la mujer está directamente relacionada con la edad. La capacidad reproductiva de la mujer puede descender, entre los 25 y los 35 años, hasta un 50%.
Por lo tanto, podemos afirmar que el uso de anticonceptivos hormonales no resulta perjudicial para la fertilidad, pero si lo usamos durante largos periodos de tiempo y retrasamos la maternidad, la edad será el principal factor que afecte negativamente en capacidad reproductiva.
No hay comentarios