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Agentes químicos, estrés o trabajos nocturnos: riesgos laborales que impactan en la capacidad reproductiva

15 de octubre de 2025
  • El entorno laboral puede afectar directamente a la fertilidad, con la exposición a agentes químicos, como pesticidas o disolventes, o a agentes físicos, como la exposición prolongada a temperaturas extremas o el ruido intenso
  • Estas situaciones alteran la producción hormonal, el ciclo menstrual y la calidad del esperma, con consecuencias como abortos espontáneos, partos prematuros y un mayor riesgo de malformaciones congénitas
  • Es necesario implementar medidas de protección concretas como cumplir los procedimientos de seguridad y manipulación, mantener una correcta higiene personal, evitar comer en las estaciones de trabajo o separar la ropa laboral, entre otras medidas

Riesgos laborales y fertilidad

El entorno laboral puede influir de manera decisiva en la salud reproductiva. “La exposición a agentes químicos, físicos o biológicos, así como las condiciones de trabajo exigentes, con esfuerzos físicos intensos y estrés, se han relacionado con alteraciones en la fertilidad tanto en hombres como en mujeres”, advierte el Dr. José Martín Vallejo, responsable de la clínica de reproducción asistida Ginemed Valencia.

Los riesgos para la fertilidad en el ámbito laboral son muchos y abarcan diferentes tipos de exposición. Entre los más destacados se encuentran los agentes químicos, como pesticidas, disolventes, plomo, mercurio y otros metales pesados, habituales en sectores como la agricultura, la construcción o la metalurgia. Estos compuestos pueden reducir la calidad del esperma en los hombres y provocar alteraciones hormonales en las mujeres, lo que impacta directamente en su capacidad reproductiva2.

A estos riesgos se suman los agentes físicos, como la exposición prolongada a temperaturas extremas en hornos y fundiciones, el ruido y las vibraciones intensas en actividades de calderería, estampado de metales o perforación, así como la radiación ionizante presente en determinadas profesiones sanitarias. En este mismo ámbito, los trabajadores también pueden enfrentarse a riesgos biológicos, derivados del contacto con virus y patógenos, que constituyen otra amenaza importante para la salud reproductiva3.

El esfuerzo físico intenso y el estrés laboral también tienen un impacto directo. Cargas pesadas, posturas forzadas y movimientos repetitivos pueden alterar el ciclo menstrual en la mujer, mientras que la presión física y psicológica repercute en la fertilidad de hombres y mujeres por igual. La situación se complica aún más en trabajos nocturnos o con descanso insuficiente, ya que la alteración del ritmo circadiano interfiere en la producción hormonal y en la regularidad del ciclo menstrual. A ello se suma la falta de espacios adecuados para el reposo, que incrementa todavía más los riesgos reproductivos.

La importancia de las medidas de protección

“Las consecuencias de no atender a estos factores son claras”, explica el Dr. Martín Vallejo. En las mujeres se traduce en alteraciones hormonales, irregularidades en el ciclo y una menor calidad ovocitaria, con mayor probabilidad de abortos espontáneos y partos prematuros; en los hombres, disminución en la calidad del semen; y en la descendencia, un incremento del riesgo de mutaciones genéticas y malformaciones congénitas4. En este sentido, un estudio canadiense reveló que el 23,1% de los hombres con baja movilidad espermática trabajaban en ocupaciones con exposición moderada o alta a disolventes, frente al 13,9% de los hombres fértiles, lo que pone de manifiesto la magnitud del problema5.

Para reducir este impacto, es necesario implementar medidas de protección concretas como cumplir los procedimientos de seguridad y manipulación, mantener una correcta higiene personal, lavarse las manos, evitar comer en las estaciones de trabajo y separar la ropa laboral, utilizar el equipo de protección personal correspondiente, sustituir sustancias peligrosas por alternativas más seguras y reforzar los sistemas de control, como el uso de campanas extractoras para reducir la exposición local.

La exposición constante a agentes químicos, físicos o biológicos, unida al estrés y a la falta de descanso, convierte a algunas profesiones en un factor de riesgo para la salud reproductiva. De ahí la importancia de prevenir, proteger y concienciar. Esta tarea recae no solo en las empresas, sino también en cada persona trabajadora, que debe estar atenta a señales tempranas como irregularidades menstruales, fatiga persistente, cambios de ánimo o disminución de la función sexual. “La sensibilización de empresas y trabajadores es clave para reducir los riesgos y garantizar no solo la salud de quienes hoy están en activo, sino también la de las próximas generaciones”, concluye el Dr. José Martín Vallejo.

 

Referencias:

  1. Savitz, D. A., Whelan, E. A., & Kleckner, R. C. (1989). Effects of parents' occupational exposure to electromagnetic fields on pregnancy outcomes in the electric utility industry. American Journal of Epidemiology, 129(5), 831–840.
  2. Sheiner, E. K., Sheiner, E., Hammel, R. D., Potashnik, G., & Carel, R. (2003). Effect of occupational exposures on male fertility: Literature review. Industrial Health, 41(2), 55–62. https://doi.org/10.2486/indhealth.41.55
  3. Zheng, M., Zhou, Y., Fang, J., & Hu, J. (2025). Global association between ambient temperature change and male infertility: An ecological study of 174 countries. BMC Public Health, 25, 1390. https://doi.org/10.1186/s12889-025-22934-7
  4. Farquharson, R. G., & Lambert, T. W. (2011). Occupational Exposure to Chemicals and Reproductive Health. En M. J. Keen (Ed.), Encyclopedia of Environmental Health (pp. 142–152). Elsevier. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-382032-7.10072-4
  5. Cherry, N., Labrèche, F., Collins, J., & Tulandi, T. (2001).
    Occupational exposure to solvents and male infertility. Occupational and Environmental Medicine, 58(9), 635–640.

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