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Fecundidad real vs fecundidad deseada: uno de los motivos de la crisis de natalidad en España

11 de septiembre de 2025
  • Aunque la mayoría de las mujeres españolas expresa el deseo de tener dos hijos, la tasa de fecundidad real apenas supera los 1,3 hijos por mujer, situando a España entre los países con menor natalidad de Europa1
  • Tal como señala la Dra. Carmen Ruiza, ginecóloga de Ginemed Huelva, “es urgente repensar las políticas públicas no como incentivos puntuales, sino como estructuras sostenidas que permitan a las personas tener los hijos que realmente desean”

Familia con un hijo

 En España, como en muchos otros países, existe una brecha notable entre la fecundidad real —el número de hijos que una mujer tiene a lo largo de su vida— y la fecundidad deseada, es decir, la cantidad de hijos que mujeres o parejas afirman querer tener según su contexto social, económico y cultural. Aunque una mujer sea fértil y tenga la capacidad biológica de concebir y llevar un embarazo a término, la fecundidad no depende solo de esa capacidad.

Tener hijos es el resultado de múltiples factores: desde la decisión personal y la situación de pareja, hasta el acceso a métodos anticonceptivos o las condiciones sociales y económicas. Además, obviamente, formar una familia también depende de la fertilidad de los miembros de la pareja.

Diversos estudios demográficos han constatado que, mientras la mayoría de las mujeres españolas expresa el deseo de tener dos hijos, la tasa de fecundidad real apenas supera los 1,3 hijos por mujer1, situando a España entre los países con menor natalidad de Europa. Esta diferencia persistente se explica por una combinación de factores: la precariedad laboral, las dificultades para acceder a una vivienda y la falta de medidas de conciliación familiar limitan la posibilidad de formar un hogar y retrasan la maternidad. Al mismo tiempo, las creencias y valores sociales sobre la maternidad, junto con la insuficiencia de políticas públicas de apoyo a las familias, agravan este desajuste entre expectativas y realidad.2

Las políticas públicas desempeñan un papel crucial en la fecundidad deseada, ya que influyen directamente en las condiciones sociales, económicas y culturales de la población, permitiendo o dificultando formar una familia del tamaño que desean. Tal como afirma la Dra. Carmen Ruiza, ginecóloga de la clínica de reproducción asistida Ginemed Huelva, Las políticas públicas no solo tienen un impacto técnico o económico, sino que también modifican el contexto simbólico y normativo en el que se toman decisiones reproductivas”. Cuando las condiciones lo permiten, muchas personas desean tener más hijos de los que finalmente tienen, lo que indica una brecha entre la fertilidad deseada y la observada en la sociedad española.

La brecha de la conciliación

La persistencia de una brecha entre la fecundidad deseada y la real, especialmente por la falta de medidas efectivas de conciliación, no es solo una cuestión individual: tiene implicaciones de gran alcance para la sociedad. Un nivel de natalidad por debajo del deseado contribuye al envejecimiento progresivo de la población, una menor proporción de población activa y una presión creciente sobre los sistemas de pensiones y de cuidados. Esta situación es especialmente preocupante en España, una de las tasas de natalidad más bajas del mundo y muy por debajo del nivel de reemplazo generacional.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, propone a los países implementar medidas orientadas a fomentar la estabilidad laboral y el acceso a la vivienda, así como también promover políticas de apoyo a la familia. Además, invitan a que vayan junto a otras medidas de conciliación laboral bajo la premisa de la igualdad de genéro, como trabajo flexible, guarderías en los centros de trabajo y permisos para cuidar de los hijos. La aplicación de estas medidas sería una solución estructural y sostenida para que las personas puedan alcanzar sus deseos reproductivos y compatibilizar la vida familiar y laboral, en lugar de recurrir a incentivos puntuales a la natalidad.3

Tal como señala la experta, “es urgente repensar las políticas públicas, no como incentivos puntuales, sino como estructuras sostenidas que permitan a las personas tener los hijos que realmente desean”.

El papel de la reproducción asistida en la fecundidad deseada

En este contexto, la reproducción asistida se ha convertido en una herramienta cada vez más utilizada para enfrentar parte del problema. Puede ofrecer soluciones a problemas médicos, facilitar la maternidad en edades más avanzadas y abrir posibilidades a personas solteras o parejas del mismo sexo. Sin embargo, su alcance es limitado: “Los tratamientos y muchas veces no están al alcance económico de todos y pueden ser emocionalmente exigentes,” apunta la Dra. Ruiza.

Lejos de sustituir las políticas de conciliación, la reproducción asistida pone en evidencia la necesidad de abordar de raíz las condiciones estructurales que retrasan o dificultan la maternidad y la paternidad. El retraso en la edad para formar una familia también es parte del problema. A partir de los 35 años, la fertilidad femenina disminuye4. Esto reduce las posibilidades de concebir de forma natural y aumenta la dependencia de soluciones médicas, que muchas veces llegan demasiado tarde.

Finalmente, la Dra. Ruiza subraya la importancia de incorporar la educación sobre fertilidad desde etapas tempranas y de impulsar campañas públicas que informen sobre los límites biológicos de la capacidad reproductiva. En este contexto, las clínicas de fertilidad están asumiendo un papel cada vez más proactivo, no solo en el tratamiento de la infertilidad, sino también en la prevención y en la educación. “Informan sobre salud reproductiva, promueven el diagnóstico temprano, ofrecen opciones como la vitrificación de óvulos y realizan campañas educativas. Así ayudan a que la fertilidad se entienda como parte de la planificación de vida, no solo como un problema médico”, destaca. Esta visión integral permite a las personas tomar decisiones informadas y anticipadas sobre su proyecto reproductivo, alineando sus deseos con sus posibilidades reales.

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