Este método de selección de embriones reduce el número de transferencias necesarias para conseguir un bebé sano, así como un número significativo de abortos.

Con este tipo de técnicas empleadas en reproducción asistida, existe la posibilidad de analizar genéticamente los embriones, para detectar los que son portadores de alteraciones cromosómicas o alguna enfermedad monogénica. Con el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP), se estudian los embriones para transferir los no afectos y poder garantizar así que el bebé esté libre de la enfermedad estudiada.
En este sentido, estudiamos el ADN de los embriones y seleccionamos aquellos libres de anomalías cromosómicas. Esto nos permite aumentar las probabilidades de embarazo y, al mismo tiempo, reducir las posibilidades de que se produzca un fallo de implantación o abortos espontáneos y/o terapéuticos.
En un estudio publicado recientemente en la revista Fertility and Sterility, se llevó a cabo un ensayo controlado aleatorizado (estudio en el que se comparan los resultados de realizar una técnica o no, en dos grupos de población muy homogéneos) en más de 200 mujeres de 38 a 41 años que no tenían enfermedades conocidas o complicaciones y que no habían tenido embarazos o abortos previos debidos a anomalías cromosómicas, para ver las diferencias en los resultados realizando la técnica o no.
A todas se les realizó un ciclo de FIV-ICSI y a la mitad de estas mujeres se les realizó DGP mientras que a la otra mitad no. Los dos grupos mostraron tasas de embarazos similiares, sin embargo, los resultados indicaban diferencias notables haciendo DGP o no. El número de abortos en el grupo donde no se hacía DGP era mucho mayor, siendo mucho menor la tasa de recién nacido vivo sano que en el grupo donde sí realizaban DGP.
Gracias a esta técnica, también se consigue reducir el desgaste emocional y la frustración que conllevan los resultados negativos en el deseo gestacional. Además, los recientes avances en las técnicas de diagnóstico genético mediante secuenciación masiva, han mermado de manera significativa los costes económicos de este tipo de estudios, que inicialmente representaban un impedimento para las parejas.
