El estudio cromosómico y la edad paterna también son factores a tener en cuenta cuando se producen este tipo de problemas.
El aborto de repetición (AR) es la pérdida de tres o más gestaciones consecutivas antes de la semana 20 de gestación, siendo el peso fetal ≤ 500 g.
Aunque las causas pueden ser multifactoriales y a veces desconocidas, lo razonable es individualizar cada caso y considerar la edad de la mujer, las circunstancias que rodean las pérdidas gestacionales tempranas, los antecedentes personales y familiares y la ansiedad de la pareja. Por otro lado, las causas genéticas representan alrededor del 50% de los casos.
El espermatozoide contribuye en un 50% con su material genético, por tanto, es razonable que nos planteemos que las alteraciones genéticas espermáticas puedan contribuir al desarrollo o perdida del embrión.
Durante años, el estudio del factor masculino se ha basado en análisis seminal; que aunque necesario, es insuficiente. El estudio cromosómico y la edad paterna, entre otros factores, deben ser considerados en este tipo de problemas.
La espermatogénesis es el mecanismo encargado de la producción de espermatozoides, se extiende desde la adolescencia y dura toda la vida del varón.
Espermatozoides de un varón con una dotación cromosómicamente normal, pueden sufrir errores meióticos en su producción y los transmitirán al embrión, creando embriones cromosómicamente anormales y generando un alto riesgo de aborto.
Mutaciones o errores en determinados genes pueden provocar errores en la formación de los espermatozoides. Existen numerosos genes relacionados con estas alteraciones que pueden inducir a abortos de repetición: por daños en el ADN espermático, fallos en la formación de espermatozoides euploides (con dotación cromosómica normal), etc.; además de genes relacionados con enfermedades autoinmunes.
Por tanto, profundizar en el estudio del varón con estudios adicionales junto con los estudios convencionales, nos puede ayudar a intentar esclarecer la causa de la pérdida del embarazo, evitando dejar el 50% de los casos de pérdida, como de “origen desconocido”.
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