Esta es una pregunta que muchas pacientes se hacen en alguna etapa de la maternidad, ya sea antes o durante el embarazo. Pero tranquila, porque no estás sola en esto. Ese sentimiento -transitorio- no es algo aislado, sino consecuencia de una serie de circunstancias que rodean a este camino hacia la maternidad. Para empezar la decisión de ser madre hoy día está condicionada por diversos factores:
- El momento en el que decidimos tener un hijo
- Las distintas formas para lograr ese embarazo tan deseado
- Decidir ser madre sola
- Decidir ser madre con otra mujer
- Decidir ser madre a partir de los 40
- Ser madre gracias a la donación de óvulos o embriones
- Etc.
Las diversas posibilidades de construir una familia hoy, ponen de relieve que tener un hijo es ante todo una decisión, pero que sea cual sea tu modelo de familia, tiene una base común: el amor.
Años atrás la maternidad llegaba casi como parte “natural” del camino que “toda pareja normal” realizaba; casi como una ley de la vida o de la naturaleza donde los lugares y funciones estaban preasignados y sólo se trataba de cumplir los pasos.
En la actualidad, hombres y mujeres pueden emprender caminos alternativos y elegir tanto el momento, como la familia que desean construir. El avance de la ciencia en el campo de la Reproducción Asistida hace posible todas estas distintas vías, sin embargo, en el aspecto más personal e íntimo de las personas, a veces se dan momentos de vulnerabilidad.
No siempre resulta fácil aceptar el tratamiento como una ayuda para lograr una concepción natural, las parejas suelen sentir que el sueño de “lo natural” se pierde. Nadie imagina nunca que llegado el momento, tendrá dificultad para conseguir el embarazo. Cuantas veces hemos oído eso de "toda la vida usando medios anticonceptivos y ahora me encuentro con la infertilidad".
Superado ese momento, y tras aceptar que necesitamos ayuda médica para conseguir el embarazo -actualmente se estima que el 15% de la población tiene dificultad para tener un hijo de manera natural-, los sentimientos más negativos aparecen cuando la ilusión de un primer tratamiento se opaca si no se consigue el resultado esperado, y entonces puede ocurrir que resulte difícil que la balanza entre el miedo y la ilusión mantenga el equilibrio necesario para afrontar un nuevo intento con alegría y serenidad.
Las que consiguen el embarazo en la primera transferencia -que en nuestros centros son aproximadamente la mitad de las pacientes-, tampoco se libran de estos sentimientos, y es que las pruebas o la espera de resultados son también momentos en los que es normal que nos sintamos perdidas.
Pero sea cual sea la etapa en la que sientes angustia, es importante saber que es frecuente, común y que no estás sola. Si lo necesitases, en nuestra consulta de orientación y apoyo emocional os acompañamos en vuestro proceso de manera personal para que afrontéis la infertilidad como una experiencia más en nuestra vida, y que con el apoyo necesario se puede solventar este momento contando con lo mejor de tus recursos personales y emocionales, dando a los temores y a la incertidumbre su justo lugar.
Cada día en mi consulta encuentro historias únicas, íntimas, personales y a la vez familiares, distintos guiones pero con un común denominador: el deseo de un hijo. Y eso, queridas pacientes, es sin duda lo más importante.
No os rindáis, no desfallezcáis, el camino a veces es corto y a veces un poco más largo, pero sin duda merece la pena. Mientras, cuidaremos de vuestro sueño con toda la ciencia y toda la medicina pero también, con todo nuestro corazón.
My de acuerdo con vuestro artículo, gracias!
um artgo muito esclarecedor
Silvina viñas te felicito por este artículo